7 cosas que mamá me enseñó de moda
Por Macarena Quinzaños | Política de anuncios | 04/05/18, 17:43
El primer contacto de una mujer con la moda se lo debe a su mamá. A esos días en que ella elegía nuestro outfit cuando no sabíamos ni hablar y que después se convirtieron en horas infinitas recorriendo tiendas para encontrar los zapatos para la escuela, el vestido para la fiesta, los jeans para la excursión, nuestra primera bolsa o un regalo perfecto de cumpleaños. Quizás después se transformaría en unos cuantos regaños cuando, tercamente, escogíamos una falda poco adecuada para salir de antro o los excesos en el maquillaje, en nuestro afán de sentirnos irremediablemente sexys y mayores.
Con las dos caras de la moneda, hay que aceptarlo: mamá también sabe de moda. Y ella fue la primera que nos enseñó qué hacer con ella. Hoy le rindo tributo a esos seres que, en su arte de ser mamás, también se volvieron estilistas, asesoras de imagen y personal shopper. Decidí enlistar esas primeras lecciones o consejos que, aún con el paso del tiempo y la distancia, sigo tomando en cuenta antes de pasar la tarjeta de crédito.
7 lecciones básicas de moda
1.- Colores y combinaciones a prueba de error
Viéndola conocí las combinaciones perfectas e infalibles, como negro con blanco; los colores más elegantes, como el azul marino o el beige; y también las combinaciones prohibidas, como café y azul marino, rosa y naranja o, en su momento, rojo y rosa. Con una mirada matadora me sugirió reglas de protocolo, como no apostar por mi look más exótico para una reunión de trabajo, a llevar la ropa bien lavada y planchada y a escoger el outfit ideal para el cumpleaños de la tía. Aprendí las ventajas de un look monocromático para estilizar mi figura y dar un toque de elegancia. Me enseñó el poder de un vestido negro, ¡la recuerdo perfecta cuando se ponía el suyo! Y aprendí cuándo apostar por la intensidad del rojo. También juntas experimentamos con prints de temporada, no recuerdo una primavera sin flores.
2. Menos es más
En esa parte de la vida en la que todos los accesorios nos gustan y parecemos más que nada un árbolito de Navidad, me enseñó que menos es más. Que la mejor manera de lucir aretes, pulseras, collares, relojes y moños es cuando no llevas más de tres al mismo tiempo. También me enseñó que en maquillaje, hay que elegir qué queremos destacar. No podemos ponerle foco a todo.
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3. Equilibrio en proporciones y escotes
Me enseñó a sacar partido a mi figura. Combinar prendas largas y cortas; estilos ajustados y vaporosos; formales e informales, según sea la ocasión. Aprendí a elegir el escote adecuado en un vestido o una blusa, que si la falda es muy corta hay que compensar con otra prenda (o reconsiderar tu outfit), a saber que un escote en V alarga y a jugar con prendas asimétricas para estilizar piernas o disimular defectos. Y que, ante la duda, es más sexy enseñar de menos que de más.
4. La magia de unos buenos zapatos
De nada sirve un gran outfit si tus zapatos lo arruinan, no vienen al caso, están sucios o viejos. ¡Cuántas veces saliendo de casa me hizo correr de regreso a bolear mis zapatos! ¡Cuántas veces me llevó de emergency shopping cuando vio que a mis zapatos favoritos ya les entraba el agua o eran unas auténticas chanclas viejas! A un buen vestido plántale unos buenos tacones, aprendí; pero ¡ojo! hay calzado para cada ocasión, en donde unos cómodos tenis quedan mejor que arriesgar tus hermosos tacones. Si vas a usar sandalias, encárgate de llevar un pedicure impecable, que la belleza está en los detalles. Y también que un look aburrido puede transformarse con unos zapatos divertidos o atractivos, en color, aplicaciones o diseño. ¡Recuerdo sus zapatos dorados o sus mules de tacón! Que hay clásicos que no pasarán, como los mocasines, y que unos tacones tienen el poder de cambiarlo todo. ¡Hasta tu actitud!
5. De la moda lo que te acomoda
Mi mamá fue la primera en criticarme sutilmente si algo no se veía bien: "¿Y por qué no pruebas con esto?". Con ella supe decir que no a tendencias, colores y prendas con las que no puedo sacarme partido. De ahí, que me llevara a desarrollar mi propio estilo. Inspirándome en otros, pero nunca copiando y forzándome a llevar lo que no me hará sentir cómoda. Para estar guapa hay que sentirse segura. Pero también me animó a probar tendencias y modelos. Recuerdo mi infancia con una mamá que se ponía ¡jumpsuits, pantalones floreados, sombreros y espectaculares faldas plisadas!
6. Aunque no se ve, la ropa interior también cuenta
Ella fue la primera que me llevó a comprar esos primeros corpiños. Elegir la talla correcta de brasier, el tipo de panties o body para llevar bajo ese precioso vestido fueron otras horas de lecciones. La ropa interior da estructura al cuerpo y, por consiguiente, a nuestro look. Puede favorecernos o hacernos pasar un mal momento. También me enseñó que de cuanto en cuanto hay que renovar todas estas prendas, que no se trata de llevar trapos viejos bajo la ropa. No importa si llevas un look casual con unos jeans, unos tenis y una playera o si vas a una cena de gala en un vestido de noche, tu ropa interior debe estar impecable.
7. Hay prendas en las que vale la pena invertir
Recuerdo su constante preocupación porque tuviera una buena bolsa, unos buenos tacones, un buen vestido, y un buen set de joyas. "¡Te servirán para toda la vida!", dice. Y sí. Después podemos dejar espacio a ropa más sencilla que nos permita llevar y traer las últimas tendencias y los looks más atrevidos, que se renuevan temporada tras temporada.
Aunque hoy, entre nuevas tendencias, revistas y amigas, con seguridad hemos roto algunas de esas reglas, las bases nos las mostraron ellas. Y no se me olvida, también aprendí el encanto de siempre llevar perfume. A ti, ¿qué te enseñó tu mamá?
¡Gracias mamá!